Una paradoja documentada: un estado donde ha gobernado el PRI durante más de 80 años es ahora el segundo lugar en desarrollo democrático en México. Hidalgo subió diez lugares en el Índice de Desarrollo Democrático de México (IDD), realizado por las fundaciones Polilat, Konrad Adenauer, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el Colegio de México (Colmex) y el Instituto Nacional Electoral (INE).
Después de Yucatán, que tiene el índice más alto (10 mil), se encuentra Hidalgo. Según el documento, registra 8 mil 215 puntos, con “un fuerte avance” respecto al IDD-Mex 2014, cuando ocupó el doceavo lugar.
No sé qué ocurrió, pero el documento destaca a Hidalgo como el segundo estado de México en democracia de los ciudadanos, escalando 14 posiciones; además de ser tercero en democracia de las instituciones, mientras el año pasado ocupó el sitio 17. En algo que me suena más real, en desarrollo económico avanzó tres lugares y llegó al puesto 26.
Según el documento, que leí diez veces para no equivocarme, Hidalgo destacó en la lucha contra la corrupción y en estabilidad institucional.
Y que hable la gente después de esto. Hidalgo alcanzó el tercer lugar en derechos políticos, que es la percepción que tiene la sociedad local acerca del grado de respeto que hay en los sobre los derechos políticos (incluye los derechos humanos; de las personas; derechos de asociación y organización; autonomía personal, y derechos económicos). A nivel mundial, nuestro país retrocedió tres lugares y ocupó el décimo lugar de 18 a nivel Latinoamérica.
Caray, hoy dormiré desconcertado. Yucatán, Hidalgo y Tabasco lideran el ranking con indicadores positivos respecto del clima de violencia, existente en la sociedad, contra la mujer.