Alguna vez de niños les dijeron que nos acabaríamos el planeta?

¿Acaso se imaginaron que acabaríamos con los peces del mar?

A muchos de nosotros nos tocó escuchar por primera vez el tema de inversión térmica y fuimos testigos de cómo en la Ciudad de México llegaron a morir aves por este fenómeno. Conforme han pasado los años, hemos sido silenciosos y omisos testigos de acontecimientos como los deshielos, los cambios de temperatura, los devastadores huracanes, sequías y una interminable lista de sucesos. En recientes fechas, nos hemos enterado de términos como microplásticos. ¡Resulta que estamos comiendo plástico! En un reciente estudio publicado por la Universidad de Newcastle, en Australia, se estima que cada persona ingiere 5 gramos de plástico cada semana, lo equivalente a lo que se utiliza para fabricar una tarjeta de crédito. El estudio menciona que a partir del año 2000 en el mundo se ha producido más plástico que la suma de todos los años anteriores. Se prevé que para el 2030, si no se hace nada, la producción se incrementará en un 40 por ciento. Hoy, una tercera parte del plástico que utilizamos va a parar a la naturaleza. En 2016 fueron 100 millones de toneladas métricas de desechos. Los microplásticos, según este estudio, se definen como partículas de plástico de menos de 5 mm de tamaño y se dividen en primarios, que son los que tiramos directamente en el medio ambiente como microperlas de gel de baño/exfoliantes, o partículas del desgaste de llantas, y las secundarias, que son las que provienen de la degradación de plásticos más grandes como las bolsas. Las principales fuentes de consumo de microplástico para los seres humanos se encuentran en el agua que tomamos ya sea embotellada o incluso la del grifo, los mariscos, la cerveza y la sal. Al conocer estos datos, cobran mayor relevancia las acciones que están tomando los distintos gobiernos en el mundo para reducir el consumo de plásticos. De igual manera, ahora se entiende el porque las grandes empresas como Nestlé, Coca Cola, Pepsico, Unilever, entre otras, se encuentran trabajando e invirtiendo recursos para revertir esta tendencia en la producción de este material tan dañino. Para el 2050, si no hacemos nada, ya nos lo advirtió Naciones Unidas, los océanos tendrán más plásticos que peces.

Todo esto hará que cambiemos la manera en la que consumimos; en Reino Unido, la semana pasada un supermercado inició una prueba de vender productos como pastas, granos, cerveza, vino, café a granel, con lo que se eliminan empaques, el comprador llega con sus propios contenedores, los pone en la báscula e imprime una etiqueta. Si esto funciona y da resultados, estamos ante un gran escenario de cambio en la manera en que consumimos muchos productos. En varios países ya se habla de volver a vender la leche y los jugos en envases retornables de vidrio, como lo fue hace muchos años. Urge implementar una estrategia de reciclaje de ropa y frenar el alto consumo de esta, al igual que diseñar textiles que se degraden fácilmente y que no tengan plástico. Nos queda muy poco tiempo para detener y evitar que esto siga empeorando, no me imagino que desaparezcan los peces, pero ya lo hemos visto pasar en la mayoría de los ríos que atraviesan nuestro país. En cada uno de nosotros está el contribuir a la solución, de lo contario tendremos que comer y decir ¡Que rico plástico!