Es un día importante para Hidalgo. Hoy por la noche el equipo que porta la bandera del estado en la Liga MX tendrá su primero de los dos partidos de la final del torneo Clausura 2016, ante los rayados de Monterrey.
Hidalgo es un estado rico por su diversidad geográfica y cultural, y sobre todo por su gente. Por eso es también motivo de orgullo que el equipo local de futbol llegue a la serie final de un torneo seguido por millones de espectadores.
Es un lugar común, pero correcto, que el futbol une a todos. Eso hacen los Tuzos de Pachuca desde hace muchos años, pues, como ya alguna vez comenté en este espacio, el equipo de azul y blanco es un embajador del estado para el resto del país y el mundo.
Nativo de otras latitudes, quien esto escribe ha encontrado en casi una década que Pachuca es conocida no sólo por los pastes y su Reloj Monumental, sino que también –y mucho- por su equipo de futbol. Cuando voy de visita a mi natal Jalisco, o a estados como Michoacán y Guanajuato, un tema obligado de conversación son los Tuzos, su infraestructura, sus jugadores y su filosofía. La marca que se ha logrado acuñar por parte de autoridades y empresa deportiva vale, al parecer, mucho. Felicidades por ello a todos: directivos, jugadores, autoridades estatales y municipales, y, claro está, a los aficionados.
Esa imagen de los Tuzos, de su empresa, de la ciudad y del estado debe cuidarse y expandirse. Ojalá que con el tiempo logre convertirse en una de las más afamadas del futbol internacional. El camino para ello está abierto. Y si además se logra un título más esta semana, entonces el camino se recorrerá con una sonrisa de seis estrellas.