¡¡Como cuchillito de palo!!
No corta pero cómo chinga.
Así imagino que algunos lectores me catalogan después de insistir en varias columnas sobre los problemas de inseguridad.
Lo lamento mucho, pero es que de verdad ni cómo ayudarles a las autoridades.
¿Y ahora de qué chingados va escribir la columnista mal hablada?, se preguntarán.
Ahí les va la historia de hoy, que ya parece cantaleta.
Eran las 12 del domingo y un corredor llegó en su auto a estacionarse afuera de la Unidad Deportiva.
Como ya sabía de la fama de este lugar donde frecuentemente ocurren robos a los autos, tuvo cuidado de no dejar nada dentro del vehículo, para no dar tentaciones a los delincuentes.
Y no crean ustedes que era un superauto que llamaría la atención.
Era un clásico, o sea un coche viejito pero que cumplía la función.
Para no hacerles el cuento largo, saben ustedes cuanto tiempo requirieron los delincuentes para forzar la chapa del auto y al no encontrar nada llevarse el coche.
¡¡¡¡5 minutos!!!!
¿Y por qué sabemos que fueron 5 minutos?
Simple y sencillamente porque el hombre regresó a los 5 minutos para sacar de la cajuela una botella de agua y ya no encontró ni agua ni coche.
Un dato.
Después de robarse un auto, los delincuentes tardan menos de una hora entre el traslado a sus talleres, (estos canijos hasta talleres tienen) y desmantelar los coches robados.
Así que sin botella de agua y el coraje de que estos méndigos delincuentes lo hayan dejado sin su pequeño patrimonio, el hombre se marchó bien encabronado, despotricando del Hidalgo seguro.
Ahí la historia que parece algo cotidiano, mientras en otro escenario los reflectores políticos y mediáticos están atentos para conocer a los candidatos que nos representarán.
El chismorreo que les preocupa a todos es adivinar qué alcalde deja el cargo para irse de candidato, qué eternos dirigentes le hacen el feo a sus partidos para irse con ya saben quién, qué artista dejará los escenarios para aplicarse en la política; total, no se requiere haber cursado la primaria para ocupar un escaño.
Total que estamos fregados porque los que deberían estar preocupados por la seguridad de la población de plano ya tiraron la toalla, porque ya se van y los que vienen no dan señales de que les importemos.
Así que, querido lector, la decisión estará en ustedes, en su sentido común, en lo que les lata y en lo que escuchen estos próximos meses, porque las campañas ni siquiera van a la mitad y ya algunos empiezan a hacer fraudes y engañar a los votantes, quienes sueñan por un país mejor, mientras que los candidatos sólo sueñan por sus votos y, con ello, continuar en el poder.

PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS
Mis palabras de este día son para mi compañero y querido amigo Daniel Pérez Romero, quien dejó este espacio terrenal para empezar a reportear en otro quizá más noble y generoso, quien a pesar de la enfermedad siempre trabajó con gusto y con una sonrisa en el rostro casi hasta el día de su muerte, y quien nunca se rajó aun cuando sus padecimientos no le permitían correr en busca de la noticia al lado de sus compañeros periodistas.