Alfonso Durazo Montaño ha sido chile de todos los moles y no le ha ido mal siéndolo. Como tantos distinguidos, su única ideología es la del beneficio propio. Durante los últimos 46 años, ha militado en cinco partidos políticos: PRI (1978-2000), PAN (2000-2004), PRD (2005-2012), MC (2012-2014) y Morena (2014 a la fecha).

Ha demostrado tener una habilidad única para relacionarse con los políticos más poderosos que ha habido en México desde la década de los 80, y dos de ellos llegaron a la presidencia de la República.

De 1989 hasta que lo mataron en marzo de 1994, fue secretario particular de su paisano, Luis Donaldo Colosio. Primero, en la presidencia del PRI, luego, en la Secretaría de Desarrollo Social y finalmente, cuando fue el candidato presidencial priista.

Renunció al PRI en 2000, se afilió al PAN y se sumó a la campaña presidencial de Vicente Fox. Ya presidente, Fox lo nombró su secretario particular, y luego, coordinador de Comunicación Social. En julio de 2004, renunció a su cargo mediante una larga carta que envió a Fox y a los medios de comunicación en la que advertía el peligro de que este quisiera imponer a su esposa como candidata presidencial y le aconsejaba que no se entrometiera en el proceso electoral de 2006, como hoy lo hace AMLO, su jefe político.

En 2005, se unió al PRD y apoyó las primeras dos candidaturas presidenciales de Andrés Manuel. En 2012, fue diputado federal y en 2014, abandonó al PRD para irse a Morena.

Fue senador por Sonora del 1 de septiembre al 8 de noviembre de 2018 y el 1 de diciembre de ese año, AMLO lo hizo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, cargo al que renunció en octubre de 2020 para irse de gobernador de Sonora, posición que ocupa desde el 13 de septiembre de 2021.

Si bien Durazo ha demostrado una asombrosa capacidad para acercarse a los políticos más encumbrados del país, no ha demostrado tenerla en los dos principales cargos públicos que ha tenido.

Durante su primer año como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, el total de delitos en el país aumentó 4.2 por ciento; los homicidios dolosos, 1 por ciento; las lesiones dolosas, 5.7 por ciento; los feminicidios, 5.6 por ciento; los secuestros, 11.3 por ciento; el abuso sexual, 26.5 por ciento; el acoso sexual, 52.2 por ciento; la violación simple, 9.6 por ciento; la violación equiparada, 24.6 por ciento; los fraudes, 15.9 por ciento; la extorsión, 10.7 por ciento; la violencia familiar, 15.1 por ciento; la corrupción de menores, 13.6 por ciento; la trata de personas, 43.5 por ciento, y el narcomenudeo, 21 por ciento.

En 2020, debido al encierro que a muchos obligó la pandemia, descendió el número de delitos.

Pese a sus malos resultados, AMLO y los sonorenses lo premiaron con la gubernatura que hoy desempeña de manera mediocre.

Hace días explotó el escándalo en torno al mal llamado Tren Maya del Norte que, con absoluto secreto y opacidad, se construye en Sonora, y ayer se fue a huelga la Universidad de Sonora.

Cada vez se dan más casos de caos como el ocurrido hace unos días en una carretera cerca de Cananea, donde fueron abandonados dos cuerpos desmembrados.

Muchos lo critican porque no se han convertido en obras más de cien mil millones que le transfirió el gobierno federal.

Durazo aparentemente ya se aburrió de ser gobernador porque a muchos les asegura que ocupará uno de los cargos más importantes en el gabinete de Claudia Sheinbaum. No sería una gran selección.