Se dice… que al que califican de vividor y que daña la reputación de los estudiantes que sí estudian en la escuela normal rural de El Mexe es a Roberto Azpeitia Hernández, hijo del alcalde de San Salvador, Armando Azpeitia. El vástago es siempre acusado de sacar provecho para su beneficio en cualquier negociación de esa escuela con las autoridades del gobierno del estado. Roberto se hace llamar negociador por parte de la CNTE, cuando en realidad no lo es. Roberto Azpeitia ya es rechazado abiertamente por el estudiantado de la normal, porque, cada vez que puede, los utiliza en las movilizaciones y para secuestrar autobuses. Todos lo conocen por incumplido y faltista en su centro de trabajo que se encuentra en Tizayuca, al que casi nunca se presenta a trabajar.
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Se dice… que del odio al amor solo hay un paso y quienes lo demostraron son Cipriano Charrez y el diputado Edgar Hernández, quienes no se toleraban, luego de que el legislador traicionara a sus también mentores y maestros; no obstante, ahora se han unido con un solo propósito: derrocar a la alcaldesa de Ixmiquilpan, Araceli Beltrán Contreras, a quien tienen en la mira por sobre todas las cosas.
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Se dice… que no le fue también al presidente de Jaltocán, Iván Lara Tovar, porque fueron minutos de diferencia entre su informe y la tragedia en la que fallecieron dos víctimas de la explosión en un taller de pirotecnia clandestino.
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Se dice… que los que no tienen nombre son los de la comisión de ferias del ayuntamiento de Tula, encabezados por la síndica hacendaria, Yanick Corona Romero, quienes contrataron a sobrecosto a algunos artistas que se presentaron en el teatro del pueblo en el marco de las presentes fiestas patrias, pues junto con el paquete de artistas vino la renta de un pésimo sonido por más de 300 mil pesos.
