La mala facha que tiene Pachuca en estos momentos, como bien lo sabemos todos, es producto de una larga lista de actos deshonestos y otra de omisiones de la autoridad que no se frenarán por muchos discursos o millones de pesos que inviertan.
Un ejercicio que cualquier habitante de la capital es contar el número de baches o zanjas que existen en su calle. Y allí, claramente puede verificar que esos baches son consecuencia de los trabajos que realiza la Comisión de Agua y Alcantarillado (Caasim) en sus constantes reparaciones al sistema de distribución.
Esto nos muestra la impunidad e indolencia con la que actúan los titulares de Caasim, quienes recaudan sus caros servicios sin subsanar los daños que provocan en banquetas, guarniciones y calles.
Hasta la fecha y en muchos años, la autoridad municipal en ningún momento ha sancionado a este organismo descentralizado del gobierno estatal por las graves afectaciones que hacen al equipamiento urbano.
Razón suficiente para que los jefes de este servicio puedan agenciarse recursos extras al omitir la reparación posterior a la compostura.
Junto a estos roedores del pavimento urbano, existen los otros, los constructores que se encargan de rehabilitar las calles, por ejemplo, en la tradicional Abasolo requirió 2.1 millones de pesos.
Las máquinas y los obreros nunca observaron la existencia de alcantarillas y tapas de registros, lo que a la primera lluvia provocó inundaciones en viviendas, las cuales no fueron atendidas por Caasim, porque se trataba de una responsabilidad de la constructora que repavimentó.
Cito este ejemplo sólo para mostrar la ausencia de una calidad en materiales, en su disposición y aplicación, tanto así que, a un año, ya urgen rebacheos.
Esta ausencia de sensibilidad social del ayuntamiento se mantiene al autorizar la colocación de nuevos postes en las reducidas banquetas, creando con ello trampas peatonales.
Sin embargo, vemos la fiesta de la frivolidad al anunciar que la capital cargará con los gastos de un equipo de futbol que recién adquirió el ayuntamiento y que, para variar, absorberá la unidad deportiva de Piracantos, en lugar de rescatar las instalaciones del aeropuerto escamoteadas de forma indolente por el Club de Futbol Pachuca.
Y por el contrario, el alcalde Sergio baños ya amenazó con endeudar al ayuntamiento para tapar los baches, sin saber todavía cuánto y a quien pedirle.
Los visitantes se extrañan que Pachuca sea la capital de un estado, por la ruinosa facha y su ausencia de modernidad. Y es cierto, parece broma, ahora el alcalde Sergio Baños está más interesado en colombianizar Pachuca, por aquello de las hermandades, que por tapar los baches o balizar las vialidades.
Urge un rescate integral, que le devuelvan a Pachuca ese aire provinciano, pero con un equipamiento de primer mundo en donde la gente pueda ser feliz.
Nimiedades: La imposición de un nuevo reglamento ecológico en la entidad tiene tintes más aviesos que salvar el medio ambiente, hay que checar las grandes ambiciones que despierta la riqueza mineral que no han podido explotar.
