Poco antes del mediodía del viernes el nazareno salió de la prisión en donde se encontraba desde la noche anterior, para ser juzgado y sentenciado a muerte en la cruz por Poncio Pilatos, gobernador romano. Quienes exigían la muerte de Jesús, enardecidos, pudieron más que quienes abogaban por el condenado.
Así, luego de ser azotado, Jesús cargó una cruz de 100 kilogramos y, en medio de fieles, fotógrafos, curiosos, policías y personal de seguridad de Pachuca, empezó un recorrido de 4.5 kilómetros, desde la calle de Galeana hasta el cerro del Cuixi, hoy transformado en el Gólgota de Pachuca, las calles y múltiples callejones del popular barrio El Arbolito simularon ser la vieja ciudad de Jerusalén, donde se realizó la ejecución.
La historia es la misma, pero los actores cambian cada año. Ahora tocó a Raúl Bautista Ibarra personificar a Jesucristo, y a Enrique Pichardo Ramírez, presidente del comité organizador del Viacrucis, ostentar el papel de Poncio Pilato.
El camino hacia el lugar de crucifixión fue recorrido por los actores y cientos de familias de la capital estatal, quienes pese al intenso sol asistieron a la escenificación de los diferentes pasajes bíblicos.
120 minutos después de haber sido condenado a muerte, el galileo de El Arbolito fue amarado a la cruz, donde minutos después bajó la cabeza, señalando con ello la muerte de Jesús de Nazaret.
La escenificación 47 de la pasión de Cristo en ese popular barrio de Pachuca fue resguardada por elementos de protección civil, policía municipal de Pachuca y fuerzas estatales, quienes en más de una ocasión realizaron el papel de soldados romanos para evitar que personas ajenas a la escenificación intervinieran en la obra.