Juan Enrique Romero Hernández, destacado académico, oriundo de Tahuizán, uno de los cuatro barrios de Huejutla, se dice orgulloso de sus orígenes, mismos que lo han llevado a ser profesor investigador de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Agradezco a la vida por nunca haber recibido un trato especial, ya que esto me motivó a esforzarme aún más y superar innumerables adversidades”, señaló.

Como un apasionado por la docencia, la ciencia y la investigación se describió Juan Enrique, de 32 años de edad, quien es doctor en Química, hijo de Cándido Romero Hernández y Herminia Hernández Hernández.

“Mis orígenes son humildes, provengo de una cultura de esfuerzo, no de privilegio, me siento orgulloso de sus raíces indígenas, siendo originario de la Huasteca hidalguense, la herencia cultural que corre por mis venas es una parte fundamental que valoro enormemente, porque la riqueza de la tradición, la historia y la sabiduría confío que se encuentran en su herencia biológica”, expresó desde su hogar en Huejutla.

Recordó que desde que tiene memoria ha sentido una gran curiosidad por comprender cómo funcionan las cosas, experimentar y predecir el comportamiento de diversos fenómenos físicos y químicos.

“Mi padre me compraba juguetes, cuando me aburría, solía desarmarlos. Le agradezco que nunca me reprendió por hacerlo”, señaló.

Recapituló cómo descubrió su pasión por la docencia: “Disfrutaba enseñar a mis hermanos lo que estaba haciendo y, para ellos, era como si estuviera realizando magia. Mi madre, por su parte, solía poner programas de televisión del canal 11 en casa”.

Parafraseó a Isaac Newton: “Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”.

Asimismo, el hoy investigador de la casa de estudios del país agradeció a sus profesores del Cecyteh plantel Huejutla, quienes jugaron un papel fundamental en su formación, “por su apoyo y valiosas enseñanzas”, que han dejado una huella duradera en su vida. Los recuerda, dice, “con cariño y gratitud”.