Se dice que un diario de circulación nacional abordó ayer en un buen espacio y en las primeras páginas el desvío de más de 144 millones de pesos en el Instituto Hidalguense de Educación durante el pasado gobierno estatal. Esos recursos, menciona la nota, permanecen en el limbo, sin que hayan sido devueltos al erario. Los exfuncionarios señalados son C.R.M.V., excontralor estatal y prófugo de la justicia, quien ya tiene encima a la Interpol, y Atilano Rodríguez Pérez, extitular de la Secretaría de Educación Pública estatal, también involucrado en ese delicado y espinoso asunto. Por otro lado, está el tema del exsubsecretario de Administración y Finanzas de esa dependencia Pablo Moreno Calva, sujeto a proceso por contratos irregulares apoyados con una empresa facturera. Así el descalabro al erario.

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Se dice que quienes aprovecharon un asunto sobre la donación de un predio durante el orden del día de la sesión extraordinaria del Cabildo de Pachuca para sacar sus rencillas fueron la regidora Liz María Pérez Hernández y la síndica jurídica Liliana Mera Curiel, quien acusó a la primera de no sesionar en su Comisión de Igualdad de Género, además de no presentar iniciativas en las asambleas generales.

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Se dice que a quien se le sumó un problema más es al director de la Comisión de Agua y Alcantarillado de los Sistemas Intermunicipales (Caasim), Juan Evel Chávez Trovamala, pues ahora resulta que derivado de un operativo de cancelación de tomas clandestinas en la colonia Privadas de San Javier, de Mineral de la Reforma, trabajadores resultaron golpeados y fueron hospitalizados en la clínica del Issste de Pachuca. Por estos hechos, uno de los empleados está delicado, pero tal vez al director se le olvidó pedir el acompañamiento de elementos de Seguridad, para garantizar el bienestar de sus trabajadores.

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Se dice que la secretaria de Salud de Hidalgo, Zorayda Robles Barrera, no ve con buenos ojos a la subsecretaria de Prestación de Servicios, Alma Lidia de la Vega Sánchez, pues la percibe como competencia más que como un factor que puede sumar a la dependencia. Incluso Robles no se cansa de decir a los subordinados que la única jefa que tienen es ella, por lo que no deben aceptar instrucciones de nadie más.

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