A esta comarca minera llegaron brujas del viejo continente. Muchas veces se veían cómo se desprendían sus piernas y volaban en forma de bolas de fuego entre las copas de los árboles, en el bosque, pero en su forma humana habitaban una de las casas de la zona de Mineral del Chico.
Eran dos hermanas de un aspecto y rostro hermoso, pero aun tenían un dulce corazón y se enamoraron de uno de los encargados de las minas ubicada en la hacienda de San Pascual. Ellas eran felices, se trataban con respeto y también eran poco discretas acerca de su condición de brujas, pues todos sabían que se dedicaban a la hechicería.
Te puede interesar Toto Nava llenará de música el Teatro Romo de Vivar
Te puede interesar Freakz Party: conoce horarios y detalles del festival
Pero como todo, su vínculo no podía ser perfecto. Las dos se enamoraron del mismo hombre y él, sin dudarlo, estaba con ambas. Así pasó tiempo, hasta que un día, cansadas de compartir el amor de él, decidieron poner fin a esta historia. Una de ellas amenazó a la otra y cumplió, le dijo que puso veneno en los aretes que traía puestos, pero a la vez su hermana le replicó: mira lo que es la casualidad, he puesto veneno en tu comida para que este día dejes de existir.
Las dos se lamentaron por esos actos y murieron en su casa. Unas horas después, el hombre las encontró, pero en vez de entristecerse y llorar su pérdida, tomó los bienes de mayor valor que había en la casa para robarles. Su sorpresa fue que al intentar salir de la casa, ellas ya lo esperaban en la puerta para acompañarlo eternamente.
Él comentaba que ambos espectros iban con él en todo momento. La gente se sorprendía al verlo ir a los lugares y comportarse de forma extraña, atendiendo a seres que nadie más veía que él mismo.
Esto ocurrió, pues al no tener compasión por las almas de ambas mujeres, ellas lo condenaron a estar a su lado hasta el último de sus días, sin descanso.
Historia compartida por David Castillo Aveces, chef y guía de turistas