Este domingo comienza la Semana Santa, que convoca a cientos de personas a presenciar las escenificaciones de la Pasión de Cristo, pero también es una invitación para conocer los antiguos conventos e iglesias de la entidad, muchos construidos en el  siglo XVI.

El legado de las construcciones religiosas reside –entre otras cosas– en la belleza arquitectónica que da muestra de la convergencia entre las culturas prehispánicas originarias de México y los conquistadores españoles, a través  de imágenes.

Alberto Avilés Cortés, director general de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura, explica que los conventos del siglo XVI tienen en común los atrios, pues representaban el espacio ideal para reunir a los nuevos fieles, ya que, en el México Precolombino, el pueblo se congregaba en las explanadas principales de los teocallis para  sus ceremonias.

Otra imagen común es la cruz atrial que era un elemento fundamental para la evangelización. En dichas cruces se combinaban símbolos como las monedas, el látigo, la lanza, las escaleras, para representar los elementos de la crucifixión.

La arquitectura también se caracteriza por las capillas posas en cada una de las esquinas de los atrios, donde se colocaban imágenes religiosas para lograr que los mexicanos originarios comenzaran a aceptar esta nueva visión proveniente del Viejo Continente.

Otro tipo de capilla es la abierta, donde se promovía la evangelización, sin que los indígenas tuvieran que entrar a los recintos católicos, pero sí para lograr que el mensaje llegara a la población.

Sara Elizondo I Pachuca