Son los ojos en el cielo de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo que, en menos de un mes, han sido vitales para la detención de delincuentes que de otra manera hubieran logrado darse a la fuga. La explanada del Instituto de Formación Profesional (IFP) en seguridad pública es su pista de despeje y aterrizaje.

Desde un ligero control, el piloto enciende el drone y las cuatro hélices comienzan a girar, se eleva. Equipados con cámaras de alta definición, permiten monitorear en tiempo real cualquier rincón de la entidad.

Arturo Castillo, encargado de la Unidad de Monitoreo y Vigilancia, explica que actualmente cuentan con 17 drones, a los cuales se integrarán otros tres equipos para patrullar desde el cielo las incidencias de los 84 municipios de la entidad con un total de 20 unidades

Es una tecnología que, reconoce, “anteriormente sólo se veía en películas y con la que el gobierno dio un tiro de precisión no sólo para el combate a la delincuencia, sino para redoblar la integridad de los elementos”.

Explica: “es mejor tener ojos en el aire, porque así en primeros los delincuentes no se nos van a escapar, pero también permite prevenir algo que pueda suceder, porque es una labor de inteligencia que nos permite ubicar cuantos vehículos van, que traen y que no, se hace un operativo más rápido y seguro”. Y ejemplifica: “apenas hace unos días, se detuvo en Tepatepec delincuentes que robaron una camioneta en Pachuca y escapan, se les ubica, pero descienden a un campo de maleza y se ocultan entre ella, no pudiéndonos ser detectados desde tierra”.

“En condiciones normales, el elemento tiene que ingresar con mucha precaución y a paso lento, porque no sabemos por dónde nos pueda saltar el delincuente y si trae armas, pero con el drone lo ubicamos de manera inmediata, tomamos video e imágenes y facilitamos las coordenadas para su captura.

“Antes salíamos de casa con la incertidumbre de si volveríamos o no, pero con este tipo de tecnología con las que nos ha apoyado el gobernador Omar Fayad tenemos mayor confianza y hasta podemos decirle a nuestras familias con mayor certeza “al rato regreso”, dijo.

German Iván de la Peña Ramos es cadete en el IFP. Destaca que en el primer año de la actual administración estatal se ha procurado dotar de todos los elementos teóricos y prácticos para que puedan desempeñar su labor.

“La mayoría de prácticas se basan en la realidad, los instructores tratan que sea tan real como lo vamos a enfrentar en la calle, pero también se nos dota de elementos teóricos y legales para saber cómo y hasta donde podemos actuar”.

Señala que los uniformes con que cuentan tienen GPS lo que permite ubicar a cada elemento, además que las patrullas con que se dotó cuentan con cámaras con visión al exterior y al interior. “Esto permite reducir la corrupción, pero también que no pueda mentir ni el elemento ni el detenido”.

Samanta Marlene Andrade Fernández, estudiante de la séptima generación de la carrera en Técnico Superior Universitario en Seguridad Pública del IFP, añade que en la institución “nos está dando lo que es necesario, la formación para que estas nuevas generaciones de policías hagamos el cambio”.

“Tenemos una beca de 4 mil 500 pesos, al final se nos entrega una cédula, un título y puesto de trabajo seguro”.

Además, cuentan con un aeroplano tripulado por dos personas denominado EL Fantasma, para estas tareas.