Atrás quedaron los días en que lanchas coloridas recorrían el lago que albergaba el parque ecoturístico El Cerezo, ya que, al igual que otros cuerpos de agua de Hidalgo, el estiaje lo secó, dejando un hueco no solo en la tierra, sino también en el recorrido de los turistas, quienes con nostalgia aún preguntan por el agua.

Grietas, vegetación creciendo y un ambiente desértico fue lo que quedó en un rincón del conocido como Valle de los Enamorados después de un año de pocas lluvias, lo que ha provocado que varias presas, ríos y estanques estén sin su elemento principal: el líquido.

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En entrevista con Criterio, Joaquín Cabrera e Hilario Rodríguez, presidente y secretario general del Comisariado Ejidal de El Cerezo, detallaron las afectaciones que la falta de lluvia ha dejado en la zona y las alternativas por las cuales han optado para continuar con un negocio que es el sustento de muchas familias.

Ubicado a 20 minutos en automóvil de la capital hidalguense, con varias rutas de transporte público que llegan hasta su territorio, el parque ecoturístico El Cerezo forma parte de un grupo de siete ejidos que se ubican en el Valle de Pachuca.

Como distintivo, El Cerezo es uno de los pocos ejidos que se dedica al turismo, por lo que su presidente indicó que, ante los estragos que dejó la pandemia, han tenido que recurrir a varias alternativas para mantener a flote el parque.

Durante un recorrido, detallaron que las seis cabañas con las que cuenta el complejo, que en próximos meses serán ocho, ya que dos están en construcción, tienen precios que rondan entre los 700 y 4 mil 500 pesos, de acuerdo con el número de ocupantes y su tamaño.

Además, el ejido también ofrece actividades como senderismo, paseos a caballo, camping e incluso piensan en implementar nuevas, como recorridos para explicar la flora y fauna que conviven a lo largo de las 16 hectáreas del lugar.

Rodríguez señaló que, ante el estiaje que azotó la zona durante 2023, el lago artificial vivió uno de sus peores momentos, al grado de secarse ante la falta del escurrimiento de lluvia que le daba vida.

Admitió que algunos turistas todavía preguntan por el agua al ver que solo queda el agujero en la tierra de lo que hasta hace un año era un estanque recorrido por familias a bordo de embarcaciones pequeñas, que están arrumbadas en un rincón de una choza.

No obstante, no todo son malas noticias, pues el presidente ejidal brindó una posible solución para evitar que el lago se seque una vez recuperado.

Lo anterior implica la aplicación de una membrana especial, luego de un saneamiento en el lugar, para evitar que el agua que contenga se desfogue por cualquier grieta en la estructura.

Asimismo, continuarán con las capacitaciones para concienciar a sus visitantes sobre el cuidado de la flora y fauna del lugar, ya que comentaron que han recibido formación en la materia.