La construcción de la vía rápida a Huasca solo ha traído tráfico, deforestación, contaminación y escasez de agua, dicen.
Habitantes del municipio Omitlán y comunidades aledañas señalan que la construcción de la carretera Real del Monte-Huasca no los beneficiará, como les habían prometido en un principio, cuando les compartieron el proyecto; además de los inconvenientes que han sufrido durante su construcción, como la deforestación, la contaminación, la triplicación de los tiempos de traslado, la escasez de agua y los desperfectos carreteros.
Los inconformes señalan que el gobierno federal no les ha brindado la información sobre los avances en esta obra, además de que han modificado planes que incluían pasos elevados para comunicar a comunidades que atraviesa esta ampliación de carriles; eso, sin contar los daños que se han presentado, como la ruptura de tuberías de agua potable y la presunta venta de agua de los manantiales de la zona para esta construcción.
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Aunado a que las personas que trabajan abanderando las carreteras no cuentan con el uniforme o identificación necesaria, lo que ha generado que en algunas ocasiones tengan que arriesgar su integridad para poder detener a los automovilistas.
Acusaron que hay conductores de camiones de carga que suelen prestarse sus unidades entre familiares y dejan que algunos menores de edad manejen esta maquinaria, lo que —dicen— ha generado accidentes que no han sido dados a conocer, como volcaduras de camiones con carga, entre otros.
Pobladores, quienes relataron las dificultades que ha implicado esta obra, señalan que pese a que se les ha notificado la reforestación al término de la obra, el análisis de especies que serán utilizadas presuntamente no concuerda con las existentes en la zona y temen que la nueva vegetación perezca por esta razón; asimismo, acusaron que el rescate de la fauna endémica fue nulo durante la obra.