‘Hay un divorcio cultura-política’
 
Hace (100) meses
 · 
Compartir:

Por Ernesto Nuñez

 “La FIL contra la barbarie”. El periodista Sergio González Rodríguez acuñó esta frase en un texto publicado en noviembre de 2011, en la víspera de que se inaugurara la 25 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

La FIL, escribió González Rodríguez, es una República de las Letras, un acto cultural y político, en consonancia con las inquietudes democráticas en el país (Reforma, 26 de noviembre de 2011).

Días después de que el periodista publicara ese texto, en un salón de la FIL un precandidato presidencial exhibía su desinterés por las letras.

“Difícilmente me acuerdo del título de los libros. La Biblia, en algún momento de mi vida, y algunos pasajes bíblicos… La silla del águila, de Krauze, y hay otro libro de él mismo sobre caudillos. No recuerdo el título exacto, fue un libro que me gustó…”, respondía un titubeante ex gobernador ante una simple pregunta: “mencione tres libros que hayan marcado su vida”.

Era sábado por la mañana y la sesión de preguntas y respuestas parecía un mero trámite después de la presentación del libro México, la gran esperanza (Grijalbo), firmado por Enrique Peña Nieto. En unas cuantas horas, la pregunta que hizo trastabillar al novel autor se convirtió en tendencia en redes sociales. Durante semanas, el priista fue el hazmerreír de intelectuales, tuiteros, columnistas y políticos de otros partidos.

Y, sin embargo, Peña Nieto llegó a ser Presidente.

Y González Rodríguez siguió escribiendo, sobre la FIL, la cultura, la política y sobre muchos otros temas.

Tan sólo en la mitad transcurrida del sexenio de Peña Nieto, el escritor ha producido seis títulos, dos de ellos sobre crisis irresueltas durante el peñismo: Campo de guerra (Anagrama, 2014) y Los 43 de Iguala (Anagrama, 2015).

Como cada año, Sergio González Rodríguez regresará esta semana a la FIL. Pero esta vez, no sólo para presentar una de sus obras, o para comentar la de algún colega. El 6 de diciembre, su trayectoria de más de tres décadas será reconocida con el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez.

Un premio a sus más de 20 libros, sus miles de artículos y su paso por revistas y suplementos culturales emblemáticos, como Nexos, La Cultura en México, La Jornada Semanal y El Ángel.

Un reconocimiento a una mirada crítica que ha sabido utilizar los instrumentos de la cultura para generar tratamientos inéditos a temas como la violencia, el narcotráfico, los feminicidios, la impunidad criminal y el declive de las instituciones.

 

Tiempos de adversidad

González Rodríguez lleva más de una década advirtiendo sobre el momento de adversidad por el que atraviesa eso a lo que se le llama la Cultura. Pero en el sexenio actual, con un Presidente que no lee, el ensayista diagnostica una crisis: un divorcio total entre política y cultura, caracterizado por la reducción de apoyos económicos a la creación, el arte y la difusión, y la ausencia de un programa claro en la materia.

“Hemos tenido un cambio muy radical. La revolución tecnológica que vivimos desde la última década del siglo XX implicó el desplazamiento del libro y la lectura como ejes de la educación y la cultura, y esto hizo que entraran como protagonistas una serie de elementos masivos, de códigos de uso corriente; de manera que el conocimiento especializado fue desplazado. Hoy lo que impera es el entretenimiento, el espectáculo, la visión deportiva de la vida pública, el Me Gusta o No Me Gusta, todos estos nuevos códigos que hacen que la cultura como un punto de intersección entre la memoria, la prospección del futuro, el presente crítico y el conocimiento a partir de la memoria y el conocimiento amplio en su sentido humanista, haya sido desplazado”, comenta.

El autor de El centauro en el paisaje -un célebre ensayo de 1992 en el que ya exploraba las mitologías mexicanas desde el territorio de la cultura- considera a Peña Nieto representante de una nueva generación de políticos, en la que la pertenencia a una élite al servicio del sistema económico dominante pesa más que la meritocracia intelectual con la que llegó a funcionar el antiguo régimen.

González Rodríguez distingue entre esa época, en la que el priismo halló en la cultura un medio de legitimación, y los tiempos actuales, en los que sólo ocasionalmente se utilizan referentes o personajes de la cultura para mover la rueda del espectáculo.

“Hemos pasado de sistemas de gobierno que buscaban manipular la propia cultura, como fueron los regímenes posrevolucionarios, a sistemas a los que ni siquiera les interesa. Y los personajes que llegan a la preponderancia política no son los más capacitados ni los que mejor entienden las grandes transformaciones que está teniendo el mundo. Esto es muy grave”, añade.

-¿Imagina a Peña Nieto leyendo Campo de guerra, El hombre sin cabeza o Los 43 de Iguala?

-No. Tengo la impresión de que a este tipo de políticos les fue dada la posibilidad de llegar al poder con el mínimo esfuerzo. Entraron, por algunas negociaciones o conveniencias de poder, a circuitos de participación influyente dentro de la política, lo que les dio la posibilidad de ser funcionarios o figuras públicas, y no atravesaron por un proceso de formación estricta, no se vieron sujetos a la lucha por el empleo o la supervivencia cotidiana o el esfuerzo por conocer, estudiar y legitimarse. En muchos casos sí fue así, pero en el caso concreto del Presidente actual, yo observo a alguien que creció dentro de este modelo. De pronto tuvo un destino afortunado de llegar a ser, primero gobernador del Estado de México, y después Presidente, como parte de una red de intereses políticos.

-¿Qué nos dice hoy aquella escena de Peña Nieto en la FIL de 2011, cuando demostró su desinterés por la lectura?

-Quedó muy claro que hubo un cambio generacional en el que quedó muy atrás un modelo donde la política tenía una vinculación con el humanismo convencional. Estamos ante una generación de políticos sumamente pragmáticos, con una influencia tecnocrática muy fuerte, personajes mediáticos, carismáticos, con rostros telegénicos, que sirven para una instrumentalidad de poder, pero que no representan, porque no tienen la capacidad intelectual ni política.

-¿Qué buscará Peña Nieto proponiendo crear la Secretaría de Cultura a la mitad de su sexenio?

-La iniciativa para crear la Secretaría de Cultura contempla cinco estrategias, la primera de ellas determinante de las demás, ya que se considera incrementar la aportación de la cultura a “las acciones del gobierno” en materia de desarrollo, seguridad y prevención social… Hay un empeño de refundar la instrumentación gubernamental de la cultura. Por lo tanto, no sólo se trata de hacer “más eficiente” el estatuto burocrático-administrativo y de recomponer el gremio sindical-académico que hay de por medio, sino de ajustar las tareas culturales al servicio de clientelas electorales y políticas, además de inducir la cultura a usos propagandísticos, con lo cual se contradicen las normas constitucionales sobre la composición pluricultural de la nación y el derecho a la libertad de pensamiento. Se quiere reducir la cultura de toda la nación a una visión oficialista-partidaria y de negocio rentable.

Antes de aprobarse esa iniciativa -resume el periodista- debe haber una deliberación crítica, amplia, abierta y razonada.

 

Heredero de Benítez

Sergio González Rodríguez recibirá un homenaje que lleva por nombre el de uno de sus principales maestros: Fernando Benítez, fundador del mítico suplemento México en la cultura, que apareció por primera vez en Novedades, en febrero de 1949.

En sus páginas publicaron grandes escritores, como Juan Rulfo, José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Juan José Arreola, Gabriel García Márquez, entre otros.

En los años 60, por diferencias con el director de Novedades, Benítez y su equipo se fueron a la revista Siempre!, e iniciaron la publicación de La cultura en México, suplemento que mantuvo el ímpetu literario y el ojo crítico del anterior, y en donde González Rodríguez publicó sus primeros textos. Fue colaborador y miembro de su Consejo de Redacción entre 1979 y 1986.

Entre 1984 y 1989, Benítez se hizo cargo de los suplementos culturales de La Jornada, con González Rodríguez como su mano derecha.

De su maestro, el hoy homenajeado aprendió lineamientos sobre cómo realizar un suplemento cultural: nunca perder de vista la importancia noticiosa y nunca dejar de establecer un diálogo con la sociedad a partir de la defensa de los valores culturales, la lengua y los prestigios literarios.

Para el periodista y ensayista, Benítez es una de las figuras fundamentales de la cultura, por haber hecho, entre otras cosas, lo que él mismo lleva hoy a la práctica: poner las herramientas del periodismo al servicio de temas que antes sólo tocaban los etnólogos y antropólogos, como el de los indios de México.

Además, destaca de Benítez su papel como padre de los suplementos culturales y bisagra entre la generación de intelectuales posrevolucionarios y el gran movimiento cultural de la segunda mitad del siglo XX.

“Un proyecto que alentó Benítez es la propuesta moderno-vanguardista de la que forman parte grandes escritores: Paz, Fuentes, Pitol, Pacheco, Monsiváis… las grandes figuras del siglo XX que llegan hasta el XXI mexicanos”, define.

De alguna manera, González Rodríguez tomó la estafeta de Benítez. Después de La Jornada, trabajó en Nexos y, a partir de 1993, se incorporó a Reforma como colaborador y consejero editorial de su sección cultural y los suplementos El Ángel, Cafeína y Revista R.

En paralelo, ha escrito una veintena de libros, miles de artículos y guiones de cine y televisión; ha impartido clases y conferencias, y asesorado diversos proyectos editoriales.

Crítico, narrador, ensayista, historiador de la literatura, guionista, novelista, investigador y hasta personaje en dos novelas (una de Javier Marías y otra de Roberto Bolaño), González Rodríguez es también un asiduo de la FIL de Guadalajara, que él define como el último acontecimiento donde política y cultura dialogan públicamente.

“En la FIL hay una gran diversidad de actos que permiten estructurar un diálogo, así sea efímero, entre ámbitos que a lo largo del año están aislados. Esto ofrece la FIL: vincular a la sociedad, la cultura y la política”.

-Y de los políticos que vayan este año, ¿qué esperaría? -se le pregunta al homenajeado, a manera de última provocación.

-De los políticos uno esperaría que, además de estar ahí y tomarse la foto, digan por lo menos qué quieren para el país.

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 4 minutos
title
Hace 16 minutos
title
Hace 24 minutos
title
Hace 33 minutos
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Por Redacción Criterio . 11 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 20 de abril de 2024
Por Web Criterio . 17 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 15 de abril de 2024

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad