La barda que circunda al Centro de Readaptación Social (Cereso) de Tulancingo, incluido el enmallado, mide aproximadamente ocho metros; sin embargo, será elevada para evitar los llamados “pelotazos”, que se trata de envoltorios con droga lanzados desde el exterior, informó el titular del penal Raúl Ignacio Ramírez Godínez.

Esta práctica ha sido denunciada durante los dos últimos sexenios, pero prevalece y, de acuerdo con el director del Cereso, genera que un número importante de internos sean adictos a las llamadas drogas duras, principalmente al cristal.

Aunque no especificó cifras, definió como “alarmante” la dependencia a dichas sustancias tóxicas que presentan algunos reclusos, tanto varones como mujeres, incluso el año pasado una interna adicta se suicidó.

Lo anterior también ha llevado a la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH), en coordinación con el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, a implementar operativos, los cuales se complementan con las revisiones periódicas que realiza la dirección del penal.

Las revisiones cada vez son más rigurosas tanto a los visitantes como a los alimentos o productos que llevan a los internos, ya que han detectado botellas de suero, que en realidad contienen alcohol, incluso mostraron un video donde se observa cómo modifican envases de refresco para introducir celulares.

Ramírez Godínez indicó que el reforzamiento de dichas medidas de prevención genera inconformidad, pero de existir abusos o cobros indebidos por el personal, conminó a denunciarlos.

María Antonieta Islas I Tulancingo de Bravo

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