En la Huasteca se ha celebrado desde hace siglos: Carnaval, herencia de pueblos prehispánicos

La fiesta anual deriva del Nahuatilis, una tradición de los grupos originarios de la zona

 
Hace (2) meses
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El carnaval en la Huasteca tiene connotaciones prehispánicas y es conocido como Nahuatilis. En esta celebración, uno de los personajes principales es el Meco.

De acuerdo con el promotor cultural Felipe Amador Rivera, actualmente, esta festividad anual es un sincretismo entre lo indígena y lo pagano.

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Detalló que Nahuatilis es un vocablo náhuatl que significa “mandato u orden superior” y se trata de un ritual que se celebraba en la Huasteca hidalguense desde la época prehispánica, como certificó el Consejo Huasteco de Autenticidad.

Amador Rivera agregó que, al concluir el calendario solar de 360 días, se utilizaban los cinco restantes —llamados de asueto o de mala suerte— para celebrar Nahuatilis en la mayor parte de la región.

El promotor explicó que esta fiesta era organizada por el Tectli, Tecuhtli o Señor, quien gobernaba en la comunidad; además, se contaba con la participación de personas de todas las edades, quienes simulaban la lucha entre el bien y el mal.

Los que representaban el mal se pintaban el cuerpo y se cubrían la cara con máscaras y pieles de animales feroces, temibles o dañinos, como víboras, tigres, pumas, zorras o coyotes, así como de varios animales más. Todos eran dirigidos por Yohoal Ehécatl, dios del viento negro o malo.

Amador Rivera relató que durante los cinco días que duraba el Nahuatilis los contendientes que representaban el bando de los buenos también se pintaban la cara y el cuerpo con tinturas vegetales y minerales, como achiotl, almidón de yuca, pemuche, carbón molido o tizne de tepetate azul, amarillo o blanco.

“Pintarse la cara era para esconderse de los malos espíritus y que no los encuentren, pintarse el cuerpo es una vieja costumbre heredada de los chichimecas. También hacer sonar palos o maderos huecos que taponeaban con piel de animales”, expuso.

Indicó que coloreaban cuernos o caracoles y, armados con palos puntiagudos, lanzaban gritos para espantar o amedrentar a los portadores del mal y a los malos espíritus.

Recordó que, al terminar la contienda, el triunfo siempre correspondía al bando de los buenos; cuando el Tecutli daba la señal de triunfo, así que los participantes intensificaban los ruidos, algarabías y el baile, paseaban al Tecutli o jefe en una parihuela hecha de palos unidos y cruzados, entretejidos con calmecatl o xocomecatl, portando ramas un olivo silvestre y otras hojas olorosas
y medicinales.

Narró que, con la llegada de los españoles a la Huasteca, vino la conquista espiritual, los frailes agustinos cambiaron el significado del Nahuatilis, rompiendo con la esencia histórica y ritual de esta gran fies-
ta prehispánica.

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