Repican las campanas de la catedral y, casi a la par, el reloj de Huejutla emana notas musicales; es mediodía, ya es la hora, el estruendoso sonido de los cohetes se escucha en toda la Huasteca, se recibe a las almas de los “angelitos”, aquellos que siendo niños o sin ser bautizados de pequeños ya no están materialmente en el mundo, pero que sigue su esencia entre la población de la Huasteca.
El Xantolo comienza el 31 de octubre con los ofrecimientos dispuestos para los niños o “angelitos”; se coloca el camino de pétalos de cempasúchil para la llegada de los infantes difuntos.
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La ofrenda consiste en cosas para niños, tales como caldo de pollo, tamales de picadillo, chocolate, pan, dulces y todos aquellos alimentos que eran del gusto de los menores, se ahúman con copal para que, según la creencia, se purifiquen y puedan llegar los seres queridos.
En el centro ceremonial ubicado en el centro de Huejutla, el cual cuenta con mil 600 metros cuadrados, el alcalde Daniel Andrade Zurutuza realizó el ritual de ofrenda.
“Una de las esencias del Xantolo es repartir la ofrenda entre las personas, es la unidad, la fraternidad y la unión familiar, momentos de convivencia entre todos”, explicó el orador del evento.
Las almas de los pequeños fueron recibidas entre copal y al ritmo de la banda, las cuadrillas de disfrazados pusieron ritmo a la fiesta del medio día.
El Xantolo se vive principalmente en los hogares de la Huasteca, en donde la mayoría de la población se prepara desde junio para realizar la ofrenda y compartir con sus seres queridos que regresan cada año del arcano.
Salomón Hernández | Huejutla