“Con el ritual del ánima sola se concluyeron las celebraciones de Xantolo en el centro ceremonial dedicado a los muertos más grande de Latinoamérica”, expresó el alcalde Daniel Andrade Zurutuza antes de iniciar con el encendido de 2023 velas alrededor de este espacio, donde fueron dedicadas las ofrendas para los espíritus que visitaron de manera inmaterial la Huasteca.
De manera cíclica, cada año se añade una vela para iluminar el camino del ánima sola, que, de acuerdo con la tradición oral, es aquella persona que falleció y a la que no le dan la bienvenida en el mundo terrenal ni se le coloca una ofrenda en su honor.
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Antes del evento, el conductor Cruz Alberto García Vite expresó que el Xantolo trasciende el tiempo y el espacio y que se ha erigido el centro ceremonial para honrar y preservar aquellos que son herederos de ese lugar sagrado de las sombras del pasado y la luz del presente, en el que se rinde homenaje a quienes nos precedieron como una demostración de respeto por aquellos que nos dejaron este legado.
Indicó que este 2 de noviembre se reconoce y ofrenda a esas almas errantes que no tienen quién les dé la bienvenida y que este gesto de las velas es la promesa de que nunca serán olvidados. Las velas iluminan el escenario, un lugar donde la tradición brilla con un fulgor único, es un momento en el que las fronteras entre el mundo de los vivos y los difuntos se desdibujan, y las historias y las memorias se entrelazan de manera inquebrantable.
Por su parte, el alcalde de Huejutla, Daniel Andrade, agradeció a los turistas, a los medios de comunicación y a todo el público que viajó muchas horas para estar en este lugar.
“Huejutla está de fiesta y se queda con una huella en su historia. La festividad fue un éxito. Con orgullo digo que desde el inicio impulsamos la cultura y el turismo. Hemos tomado el rumbo correcto para promover la cultura con un enfoque humano y social. Hemos proyectado a niveles nunca antes vistos”, expresó.
Refirió que la planeación fue importante. Presentar el altar más espectacular de América Latina, además de actividades de danza, cultura y gastronomía, no fue una tarea sencilla, pero se logró superar las expectativas, porque los huejutlenses son hombres y mujeres de trabajo y con ganas de continuar con el legado de sus tradiciones.
“Su presencia nos da fortaleza y la unidad logrará grandes metas. Gracias a todos por su compañía, es un gran precedente de lo que significa el Día de Muertos para los huastecos”, finalizó.
Salomón Hernández | Huejutla
A unos 20 minutos de Huejutla, sobre la carretera que conduce a San Felipe Orizatlán, se ubica la comunidad indígena Macuxtepetla, perteneciente al primer municipio. En su panteón se vive el Xantolo a flor de piel, una tradición que resguarda el sincretismo de las culturas originarias.
Para llegar al cementerio, hay que subir un cerro cuya pesada cuesta recuerda a quien la recorre porque está vivo.
Una vez arriba, inunda al cuerpo el olor de incienso, de la comida, y los oídos resienten el estruendo de los cohetes que anuncian a las ánimas que ya están ahí, sus familiares para volver a encontrarse, al menos por unas horas.
Arcos con flores de cempasúchil, vasos con refresco y botellas de cerveza inundan cada tumba. Pero la estrella es el tapataxtle, una especie de tamal, que se hace específicamente durante estas fechas para ser llevado al panteón y compartir con quienes se reúnen ahí.
Es casi imposible caminar sin pisar las tumbas, sin pisar los recuerdos de quienes ya no están. Cada tumba, por muy vieja que esté, tiene al menos una vela para que el ánima sepa cómo y a dónde llegar.
La banda de viento también se escucha, no faltan las canciones de recuerdo. No es una fecha triste, es una de alegría, de amor, es una fiesta familiar.