En tan solo una noche se chingaron más de 500 magueyes.

Esas fueron las palabras de frustración y encabronamiento de un hombre de campo, de esos sinceros, trabajadores, honestos y que a diario se levantan de madrugada para cuidar sus cultivos.

Y así, sin más, de la noche a la mañana este hombre perdió 10 años de trabajo y el sustento de su familia.

El quitarle el mixiote a un maguey es condenarlo a la muerte. Y los delincuentes destruyeron no uno o dos magueyes, fueron más de 500, lo que nos indica que ya hay toda una red de delincuentes organizados para robar de manera impune la vida al maguey, planta maravillosa con infinidad de propiedades y que aporta beneficios al medio ambiente.

Pero eso no lo ven la bola de ojetes rateros que solo llegan de noche, como clásicas ratas, y destruyen todo un magueyal y el patrimonio de una familia que dejó en la tierra su esfuerzo, su sudor y sus esperanzas de disfrutar el fruto del trabajo.

Pero quizá lo que más molesta a la gente del campo, esos hombres y mujeres que se parten el lomo para cultivar el maguey, arando en pendientes en el cerro, plantando los hijuelos y con ilusión verlos crecer muy lentamente, lo que les enchila, es que justo en esta época electoral regresan los flamantes candidatos, algunos hasta ya por una segunda o tercera ocasión, para prometerles que ahora sí van a defender al campo y al maguey, promesas al fin que en la euforia de la campaña son capaces de jurar con la mano en el corazón que llegando al Congreso se van aplicar para elaborar una ley que proteja al maguey y a los productores.

¡Qué cínicos!

Para empezar, de todos esos candidatos, los que logran envolver a los electores y con dudosas mañas ganan los comicios, cuando llegan al Congreso, la mayoría de estos personajes, con sus muy raras excepciones, no tiene una p… idea de lo que es legislar, algunos ni leer de corrido saben, así que eso de ponerse a estudiar para elaborar una ley está en chino.

Así que la gente del campo debería informarse de qué personas los visitan para pedirles su voto, porque resulta que muchos de ellos de leyes no saben ni madres.

Para muestra basta echarle una ojeada a la Ley para el Manejo Sustentable del Maguey, aprobada en diciembre de 2011.

En esa ley solo se considera una falta administrativa “transportar, almacenar, transformar o poseer magueyes y materias primas derivadas sin contar con los documentos que acrediten su legal procedencia” y si los infractores logran ser detenidos, cosa que nunca ocurre, se harán acreedores a una sanción económica ridícula y además los acusarán con sus madres para que les jalen las orejotas.

En 2021 hubo un intento de los flamantes diputados de la Comisión de Agricultura, que presidía la diputada Tania Valdez Cuéllar, para presentar una iniciativa para mejorar la ley anterior y ahora sí ser más enérgicos con los robamagueyes.

Para comprobar que algunos diputados no saben leer, apenas la semana pasada, o sea tres años después, comenzaron a deletrear la iniciativa, así que, como otras muchas leyes que en verdad urgen, se quedará en la congeladora, para ver si la siguiente legislatura de diputados, esperemos que algunos hayan terminado la primaria, les preocupe la vida del maguey y de sus productores, pero sobre todo que tengan el valor y los huevos de tipificar el robo o la destrucción del maguey como un DELITO.

Por cierto: la diputada que presidía la Comisión de Agricultura en el Congreso ya tiró la toalla, abandonó la lucha de defender al maguey y ahora se fue de candidata a una presidencia municipal. Total, el maguey puede esperar.