Ivonne Berenice Espitia e Ignacio Arturo Soto Pérez, quienes viven con discapacidad visual, ayudan a otras personas ciegas a incorporarse a la sociedad, a través de los servicios que ofrecen en la sala braille, ubicada en la biblioteca central de Hidalgo Ricardo Garibay, con sede en Pachuca.

La mujer, de 29 años, quien padece aniridia congénita bilateral, indicó que principalmente se enfocan en la enseñanza del sistema de lectura y escritura braille, debido a que el objetivo de la biblioteca es el fomento a la lectura.

Sin embargo, no se limitan solo a eso. También ofrecen el servicio de orientación y movilidad, que consiste en enseñarle a las personas ciegas a usar el bastón.

Además, dijo, atienden a personas que viven con otras discapacidades, y el público va desde los meses de nacidos hasta adultos mayores.

“Se trabaja con bebés desde meses, lo que es la psicomotricidad fina, que aprendan a gatear para que no se pasen etapas de su vida y al futuro perjudique. Personas grandes, tenemos desde el ciego que fue adquirido hasta el de nacimiento. Tenemos personas que tienen solo la ceguera o que tienen alguna otra discapacidad, como la intelectual, motriz, pero que abarca principalmente la visual”, señaló en entrevista con Criterio Ivonne Berenice.

Soto Pérez, quien padece de síndrome de Usher, agregó que también acercan a los usuarios a la tecnología, enseñándoles a usar el equipo de cómputo y tecnológico con el que cuentan en la sala, con funciones específicas para personas con discapacidad visual, como es el caso de SARA, un dispositivo que escanea libros físicos y los lee (el cual ganaron en un concurso), y también los orientan a usar sus computadoras personales y celulares.

Berenice Espitia asistía de pequeña a este espacio (fundado en 1996) como usuaria y más grande pudo incorporarse como trabajadora.

“Es un espacio que me gusta y adoro mi trabajo”, indicó la encargada de la sala de braille.

Recordó que la primera vez que atendió a un usuario era un joven dializado, quien comenzaba a perder la vista y se negaba a usar el bastón, por lo que le insistió y tras intentarlo aceptó usarlo de ahí en adelante. También recuerda a Jorge, un señor de más de 80 años, quien antes de perder la vista se dedicaba a la arquitectura, pero su condición lo deprimió y después de acudir a clases aprendió braille y a usar bastón, lo cual le dio la oportunidad de irse a vivir a Querétaro para trabajar.

Ignacio trabaja en la Secretaría de Educación Pública federal (SEP) y fue comisionado a laborar en la sala braille, por lo que coincide en que las personas que quedan ciegas en su adultez consideran que no tiene importancia que aprendan el sistema de lectura y escritura para personas con discapacidad visual, así como a usar el bastón, pero una vez haciéndolo se convencen porque les da independencia en su vida.

Una de sus peticiones es que las autoridades pongan mayor atención a este espacio, para que más personas puedan acceder a sus servicios en la entidad, debido a que es el único que ofrece esta orientación gratuita a personas con discapacidad visual en todo el estado.

Giovanny Flores I Pachuca

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