El llamado viacrucis viviente de Acatlán, con 33 años de tradición, se ha posicionado como uno de los eventos más emblemáticos de la región y del estado, el cual, según registros de organizadores y autoridades locales, atrae a más de 30 mil espectadores, cifra que supera la población total del municipio, que, de acuerdo con el Censo 2020 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), es de 22 mil 268 habitantes.

En Acatlán, la dramatización de la pasión y muerte de Jesús surgió en 1991, a iniciativa del expresidente municipal Cruz Ortiz Trápala, con apoyo del también exalcalde Jesús Olvera Rodríguez, quien falleció por complicaciones derivadas del virus SARS-CoV-2.

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Solo la pandemia por el Covid-19 hizo que en 2020 se suspendiera por primera vez, en tres décadas, el viacrucis viviente, y en 2021 se escenificó, pero de forma virtual, con una reducción significativa en el número de participantes, que normalmente congrega a no menos de 250 actores locales.

El pasado 24 de marzo, día en que la comunidad católica celebra el Domingo de Ramos, se inició formalmente la edición número 33 del viacrucis de Acatlán, al que, en 2014, la Secretaría de Turismo de Hidalgo declaró “el más grande y completo de la entidad” y el cual, además de atraer visitantes, genera una derrama económica estimada en más de 5 millones de pesos, de acuerdo con datos proporcionados por administraciones municipales.

La tarde de hoy, Jueves Santo, los actores retomarán actividades en el atrio de exconvento de San Miguel Arcángel, con las escenas Jesús cura a un paralítico, la pecadora, la resurrección de Lázaro, Pilato ante el Sanedrín, la traición de Judas, la oración en el Huerto, la traición y la negación de Pedro.

El viernes, a partir de las 10:00 horas, en la misma sede, continúa la dramatización del viacrucis viviente, con la presentación del Nazareno ante Poncio Pilatos y después ante Herodes, entre otros pasajes bíblicos, para después salir del exconvento y seguir la vía dolorosa hacia la crucifixión en la Unidad Deportiva de la cabecera municipal, trayecto de al menos tres kilómetros, en el que protagonizan las llamadas nueve estaciones de la cruz.