Abandonada y descuidada, como desde hace más de cuatro años, permanece la zona cero, en los límites entre Tlaxcoapan y Tlahuelilpan. Ahí ocurrió la explosión del viernes 18 de enero de 2019, en el kilómetro 226 del gasoducto Tula-Tuxpan.
En el lugar, donde una vez se proyectó que existiría un memorial o casa de oración para recordar a los muertos que dejó la emergencia, hoy solo hay cimientos y castillos con varillas oxidadas, y tres cruces a punto de caerse por el paso del tiempo y las inclemencias del tiempo.
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Dicha tragedia cobró la vida de 137 personas, 51 de las cuales eran de Tlaxcoapan, y 50, de Tlahuelilpan. El resto de fallecidos eran originarios de demarcaciones vecinas de la zona y hasta de Apaxco, Estado de México.
En el sitio por donde pasa la tubería de gasolina que originó la deflagración hay cinco pequeñas capillas a medio edificar e igual número de cruces sin techumbre ni construcciones que las resguarden. Del lado opuesto hay 17 mausoleos que no rebasan el metro y medio de altura y 1.20 de ancho, que con los años y por medios propios familiares de los difuntos han ido poniendo en pie a cuentagotas, porque dinero aseguran no tener.
El hermano de un hombre de 28 años de edad que falleció a causa del estallido, quien se identificó como Jesús, señaló que, de la construcción de un memorial o casa de oración, para el que supuestamente iban a tener apoyo gubernamental, no hay nada al día de hoy, pese al compromiso de las autoridades.
En febrero de 2019, por impulso de la Iglesia católica se habló del proyecto de edificar una capilla en el lugar para que las personas acudieran a recordar a sus seres queridos, pero luego se desdijeron del tema, alegando falta de certeza legal del terreno y “riesgos de protección civil”, ya que el ducto Tula-Tuxpan aún pasa por el lugar.
Sin embargo, Jesús dijo a Criterio no tener certeza, más que de lo que se ve, “o, mejor dicho, de lo que no hay”, porque a pesar de que hay un comité que le da seguimiento a ese tema, “anda desconectado de ese asunto”.
Tras la tragedia de San Primitivo, los distintos órdenes de gobierno dijeron que a la federación le tocaba donar el terreno; al estado, la construcción, y al municipio, dotar de los servicios básicos que se requirieran para tal efecto.
Las víctimas
- 51 de las víctimas eran oriundas de Tlaxcoapan
- 50 de los finados provenían de Tlahuelilpan
Miguel Ángel Martínez | Tlahuelilpan
