Abre gobierno federal registro para las pensiones a personas con discapacidad
 
Hace (9) meses
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Ariadna Montiel Reyes, titular de la Secretaría del Bienestar federal, dio a conocer en las redes sociales que dicha dependencia abrió el registro para las pensiones dirigidas a personas con discapacidad en cinco entidades del país, por lo que tienen hasta el 31 de julio para tal efecto.

De acuerdo con la funcionaria, los estados que serán sujetos a esta convocatoria son Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, cuyos interesados deben llenar un formulario a través de la página web de la institución.

Por otro lado, la secretaria dio a conocer la lista de requisitos que las personas con discapacidad que aspiren a uno de los apoyos deben reunir al momento de hacer el registro en el portal web:

  • Identificación oficial vigente con fotografía
  • Acta de nacimiento legible
  • Clave Única de Registro de Población (CURP), impresión reciente
  • Certificado de discapacidad, emitido por instituciones públicas de salud
  • Comprobante de domicilio no mayor a seis meses
  • Teléfono de contacto

Con ello en mano, las personas que deseen ser acreedoras a una pensión por parte del gobierno federal tienen hasta el lunes 31 de julio para hacer el registro; posteriormente se darán mayores indicaciones sobre este proceso.

Cecilia tiene 37 años, de los cuales más de 20 los pasó viviendo en la calle, donde sobrevivió obteniendo ingresos haciendo mandados, aunque recuerda que algunos días pasaba hambre por no contar con dinero para comprar comida.

Ahora, Cecilia es la encargada de una purificadora de agua en la alcaldía Venustiano Carranza, en la Ciudad de México, que forma parte del proyecto de inclusión laboral de poblaciones callejeras que realiza la asociación civil El Caracol.

“Éste es mi primer trabajo estable, porque antes sólo hacía mandados y vivía al día, en otros espacios no me aceptaban por mi discapacidad; tengo dificultad de habla y de movimiento por lo que no puedo hacer algunas cosas”, comenta Cecilia.

Durante los años que pasó en situación de calle, Cecilia sobrevivió a un intento de homicidio que le dejó cicatrices por quemaduras en el torso y brazos, así como una pierna lastimada, pero esto no le impidió aprender a utilizar las herramientas para lavar garrafones y llenarlos con agua que previamente debe revisar que cuente con el tratamiento adecuado para su consumo.

“Me han enseñado en Caracol los procesos químicos para el agua y el uso de las máquinas, además hacemos ejercicios motrices para mejorar mi movilidad, lo que me permite hacer más actividades, y por primera vez he tenido un ingreso seguro, he podido comprar cosas que quería y seguir pagando el cuarto que rento para vivir con mi pareja”, señala.

Entre riesgos y falta de oportunidades

El no contar con documentos de identidad, la falta de acceso a la educación y la discriminación limitan las oportunidades laborales para las personas en situación de calle a actividades de riesgo como limpiar parabrisas, acostarse en vidrios o vender dulces en semáforos.

“Hemos identificado que esto los lleva a emplearse en actividades de riesgo que no sólo ponen en riesgo su vida, sino la de sus hijas e hijos, como en el caso de las mujeres que son madres y, al no contar con espacios seguros para dejarlos, deben tenerlos en la calle o en el Metro, aún con las amenazas de que el DIF se los puede quitar”, explica Karen Martínez, encargada del área de inclusión laboral de El Caracol.

Ante las limitadas oportunidades de trabajo para las poblaciones callejeras, la asociación desarrolló un programa de inclusión laboral que actualmente beneficia a 30 personas, quienes han sido contratadas en negocios y empresas gracias al acompañamiento de las educadoras que apoyan a las personas sin documentos a tramitarlos, les dan cursos para incrementar sus capacidades sociales y habilidades de trabajo.

“Cuando nosotros trabajamos con ellos vemos el potencial que tienen, los llevamos a darse cuenta que ya tienen habilidades y que hay actividades laborales formales y más seguras donde pueden utilizarlas. Procuramos colocarlos en espacios que les ofrezcan prestaciones y, sobre todo, que sean más dignos y seguros que estar en las calles”, agrega Karen.

Sin embargo, lamenta que no siempre es sencillo encontrar espacios laborales que estén abiertos a recibirlos: “porque la mayoría de las empresas les piden papeles (de identidad) o comprobante de domicilio —con los que no todos cuentan— y que tengan al menos la educación básica, cuando ellos llegan a tener Secundaria o Primaria trunca, o en algunos casos ni siquiera saben leer”.

En el caso de las personas con discapacidad, como Cecilia, enfrentan también el que en pocos espacios laborales cuentan con los ajustes para que quienes cuentan con limitaciones puedan desarrollarse.

“El gran reto que tenemos ahora es seguir encontrando empresas que cuenten con protocolos y ajustes para emplear no sólo a personas con discapacidad, sino a poblaciones callejeras, y por eso dedicamos parte de nuestro trabajo a sensibilizarlos en el tema, les hablamos de todo lo que hacemos en Caracol y mostramos el compromiso que tenemos como organización en acompañar estos procesos de inclusión”, comparte.

La preparación para “el puestazo”

Una vez que las personas identificaron sus habilidades más desarrolladas y a qué tipo de trabajo pueden encaminarlos, las educadoras del Caracol las ayudan a prepararse para una entrevista de trabajo con un juego de roles llamado “El puestazo”, con el que aprenden a expresarse asertivamente y adquieren herramientas para convencer a los empleadores de que son los indicados.

“Vemos con ellos desde cómo presentarse ante los reclutadores de las empresas, a llenar solicitudes de trabajo y a entender qué es lo que deben contestar a las preguntas que se realizan normalmente en las entrevistas de trabajo”, explica Martínez.

De acuerdo con la educadora, la preparación de las personas de poblaciones callejeras para buscar empleo dura hasta tres meses en los que les enseñan a establecer rutinas —a las que no suelen estar acostumbrados—, así como a comunicarse de manera asertiva y saber reaccionar ante posibles escenarios conflictivos.

“El desarrollo de habilidades no es nada más explicarles lo que hay que hacer, es una labor de meses en los que establecemos rutinas para que se acostumbren a un control de su tiempo, que no falten a sus citas en El Caracol, y reflexionamos sobre cómo reaccionar ante situaciones que los puedan incomodar: que antes de salir de ahí o actuar con violencia busquen nuestro apoyo y sepan que no están solos, que hay maneras de solucionar las cosas con diálogo”, comenta.

Con el objetivo de ampliar las oportunidades de trabajo para la población callejera, El Caracol abrió la “Pulpificadora”, negocio que se ubica en la calle Heliodoro Valle de la alcaldía Venustiano Carranza, y según su director, Luis Enrique Hernández, próximamente abrirán otro local.

Además, se encuentran en diálogos con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, para que las personas interesadas en obtener documentos que avalen sus capacidades laborales puedan contar con un aval oficial.

“Tenemos pensado ampliar el proyecto con un laboratorio educativo para que las personas adultas vengan a aprender a leer y escribir, que obtengan sus certificados educativos y que aprendan oficios con reconocimiento oficial para que cuenten con mejores herramientas en la búsqueda de trabajos dignos”, destaca Hernández.

Y reflexiona: “Porque no tener un hogar no implica que las personas no tienen derecho a un empleo digno, o que no tienen capacidades para trabajar y ser confiables”.

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