Personas del Barrio de La Camelia narraron a Criterio las afectaciones que han tenido por la falta de agua, ya que el sistema de agua potable que fue armado por ellos está obsoleto porque las presas aledañas de Jaramillo y la Estanzuela se han secado ante la falta de lluvias, por lo que para surtir la demanda del líquido se ven en la necesidad de comprar a pipas particulares o por garrafones.
Debido a la manera en que esta zona fue fraccionada, es de difícil acceso en algunos puntos para las pipas de agua, significando que quien se encuentre en casa al llegar una pipa debe de bajar su tinaco, para acarrear posteriormente por cubetas el contenido que lograran obtener o en su caso con camionetas más pequeñas reciben contenedores que tienen instalada una bomba, para mediante manguera acercar un poco más el agua.
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Kevin Yair Lazcano Hernández, de 21 años de edad, relató a Criterio que desde que tiene memoria la zona ha sufrido por la falta de agua y que la instalación de las mangueras a la que ayudó cuando estaba en funcionamiento tenía un costo aproximado de 300 pesos por persona, aunque no todos los vecinos querían cooperar, actualmente las mangueras llevan dos años sin tener agua corriendo.
La señora Eugenia Ángeles Ramón, que vive en la calle Mina San Rafael, desde hace 32 años, comentó que el costo de cada pipa particular se los dan según el sitio a donde deben de entregar, pero va de los 2 mil a los 2 mil 500 pesos, y cuando la compran en grupo es de 250 pesos por tinaco, debido a la necesidad tienen de ahorrar para poder suplir sus requerimientos básicos y esperan ahora puedan instalarles el sistema de agua con sus medidores.
La fe también es parte de la necesidad que tienen en este barrio, quienes señalan que el manantial de nombre San Juan Bautista fue otra de las fuentes de donde obtenían agua que se secó, le han rezado al santo, lo lavan y le dejan limpio, pero el pozo no ha vuelto a llenarse, impidiendo que la manguera que le conectaron para que fluyera a una pileta que mediante faenas ellos construyeron, se llene, aun así, todavía no pierden la fe de que el líquido regrese al lugar.
Galilea Monroy
