Después de la muerte de Adriel, alumno de 11 años de edad de la primaria Benito Juárez, en Santiago de Anaya, presuntamente víctima de bullying, el padre del menor cuestionó la actuación del director del plantel, Rufino Jiménez Reyes, pues señaló que, en vez de llamar a una ambulancia, llevó al infante a su casa en su auto particular; asimismo, afirmó que no era la primera ocasión que sufría acoso.

El Protocolo de prevención, detección y actuación en caso de abuso sexual infantil, acoso escolar y maltrato en las escuelas de educación básica de Hidalgo establece que se deberá comunicar a la autoridad inmediata superior la denuncia o detección de un caso de esta naturaleza.

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De igual manera, indica que se deberá realizar una advertencia verbal al presunto generador de violencia, estableciendo las acciones inadecuadas que se le atribuyen y las sanciones a las que se puede hacer acreedor.

En ese sentido, Obed Moreno, padre del menor, señaló que su hijo era víctima de acoso escolar, pues, en una ocasión, dos alumnos, los mismos que presuntamente lo agredieron físicamente, “le quitaron su dinero”; sin embargo, aunque su madre planteó la situación al director, este “no tomó cartas en el asunto”.

El protocolo también menciona que cuando un hecho de acoso escolar es repetido y sistemático se debe dar de alta en la Plataforma del Registro Estatal de Prevención, Atención y Erradicación de Violencia Escolar (Repaeve).

En caso de que la conducta no cese, se canalizará al generador y a la víctima a atención especializada, mediante escrito previo a los padres.

Además, el protocolo prevé el cese temporal del generador de violencia que se niegue o incumpla con la atención especializada hasta que se garantice su reincorporación bajo tratamiento a un entorno libre de violencia.